Niñatos

Ayer por la noche oía en el telediario la noticia de otro descerebrado que entraba en un colegio a tiros. Varios medios se han hecho eco del asunto y alguno, como 20 minutos, hacían una comparación con el asesino de Virginia.
Lo que más me repatea la moral del asunto es que al final todo el mundo anda a cuestas con el nombre del tipo (me niego a darle publicidad). El hijolagranputa encima se hace famoso. Consigue su objetivo.
Cuando se escuchan noticias de este estilo nadie piensa en la gente que muere. No te paras a pensar en la vida de cada uno, con sus amigos, padres, parejas, hijos, etc. No piensas en cada momento vivido, en cada detalle de su existencia, en los buenos y malos tragos que esa persona tuvo que pasar... y en lo que se le ha arrebatado, el futuro. Todo ese infinito que es la persona en sí misma hay que extrapolarlo a todas las víctimas, muertos, heridos y familiares a los que este mamarracho les ha destrozado arbitraria e irremisiblemente.
Y todavía algún soplapollas dirá que la culpa es de los compañeros de clase, que le trataban mal, de los profesores, que no supieron corregir los problemas del chico, de los padres, que no le prestaron la atención que requería, de la sociedad consumista que está deshumanizando a los ciudadanos, de la cantidad de armas que circulan por ahí... La culpa al final va será mía...
Pues tal vez sí. Tal vez tenga yo parte de culpa. Y como yo otros tantos que, conociendo a ese desgraciado no le partieron la cabeza a tiempo. Pero no, esa no es la actitud. Eso es precisamente lo que hace a esa gente volverse unos psicópatas. Nuestros malos modos. En mi vida he visto mayor chantaje. O me tratas bien o me lío a tiros. O me quieres o me cargo a la profesora de Ciencias. No importa que yo sea un tipo desagradable, que no sale de casa, agresivo, raro, desconfiado. La responsabilidad de mis actos es vuestra y sobre vosotros recaerán las consecuencias. Pobre, chaval. Nadie le comprende.
¡¡Vamos, no me jodas!!